lunes, 31 de octubre de 2011

Querido Circulo:

Verte ahí, girando como siempre, pero hoy viéndote desde afuera, me hace pensar... y pienso, pienso en todo lo que significaste, lo que significas. De una simple diversión pasaste a ser un vicio, un circulo vicioso, con mucha falta de un efecto domino con el todo hubiese sido mas fácil; pero la facilidad jamas giro con nosotros... incluirla hubiese significado seriedad, seguridad, cosas contrarias a lo que eras.. a lo que eramos.
El nombrado efecto domino no pudo ser por falta de piezas (seguridad, satisfacción, QUERER) por lo que cuando caia una pieza solamente faltaba algo mas, pero eso no significaba el fin. Es mas... para mi era  un empujón para lograr algo mas.
Y seguís ahí, como una calesita... es hora de dejar de dar vueltas (por lo visto la única forma de parar es bajando, soltando todo lo que quiero para dejarlo atrás).
Al bajar comienzo a caminar, un pensamiento me hace volver a mirarte por ultima vez, y con profunda melancolía decir.. ADIÓS.


Cuando todo se torna cotidiano y ya conoces el final de la historia es mejor cambiar de rumbo, ‘decidido’ a no caer en el mismo camino...
¿Cómo hacerlo? Aun no lo sé, siempre intento correr de aquí pero es imposible negar que algo me atrapa, ese algo que me hace volver.
Hace unos días atrás escuche a un profesor, a quien admiro por tener cierta capacidad de enseñar más que solo aquello que se encuentra en libros, decir: el hombre es el animal que más veces va a meter el pie en el mismo pozo. Es acaso esto posible? Razonamos, somos capaces de hacerlo, entonces… Porque caemos siempre en la misma piedra? SIMPLE, vamos hacia ella.
Varias razones podrían llevarnos al mismo pozo, a la misma piedra, en fin al mismo lugar donde caímos; y aunque sepamos que volveremos a caer y lo poco que eso conviene hay cierta atracción de volver a vivir esa caída. Puede ser por pura costumbre, la cotidianeidad que tranquiliza el alma antes de caminar por lugares desconocidos… después de todo ya sabemos dónde y cómo vamos a caer. También podría ser porque el camino que te lleva hacia ese lugar es ciertamente de tu agrado, logra llenarte y crearte falsas ilusiones de llegar al objetivo deseado… Falsas por el hecho que habrá algo que impida llegar a la meta, pero ilusiones al fin. Puede ser las ganas de entender cuál fue el error, y ver si esta vez se puede lograr un desenlace diferente.
¿Qué más da? sea lo que sea uno sabe lo que debe hacer, pero cuando los instintos superan la razón, el querer gana la batalla.
¿Es necesario decir lo que quiero? La costumbre dio a la caída una parte importante en mí, y acrecentó las ganas de llegar al objetivo. Sin contar cuantas veces crucé el mismo camino, cuantas veces razoné para no volver a el, sin relatar cada negativa que tiene; o contando, razonando y haciendo una nueva lista de lo positivo y negativo hay una única y ‘buena’ razón (para mi) que realmente vale, QUIERO CAER.
Entonces… la única forma de no caer en la misma seria NO querer hacerlo. Esta respuesta provoca una nueva pregunta, ¿cómo no querer?